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viernes, 20 de febrero de 2015

“en el equilibrio de la desesperanza entera”* Ihosvany Hernández González.

“en el equilibrio de la desesperanza entera”*



Siempre me han gustado la física y la literatura. Recuerdo haber aprendido en el colegio (y luego, durante años de estudio de ingeniería) que la mecánica clásica dicta tres tipos de equilibrio de las cosas: estable, inestable e indiferente. Pero, como se sabe, los procesos cognitivos resultan sumamente complejos…; de hecho, nunca sentí mucha simpatía por la condición indiferente de una rueda girando sobre su eje y que sólo logra el equilibrio estando fija a su obligado centro. Igual de incomprensible me resultaba el término estabilidad y uno de sus ejemplos primordiales: el del péndulo, ése que siempre regresa a la posición inicial bajo el dominio y servidumbre de la gravedad. Sencillamente, no me identificaba, no sentía empatía alguna con estos laxos estados de las cosas.

Más apasionante y motivador, me resultaba, sin embargo, el concepto del desequilibrio, el de la inestabilidad de las cosas. Sin gran esfuerzo de la memoria, queridos lectores, ustedes recordarán la fascinación que produce ver un bastón suspendido en el aire sobre la yema del dedo de un malabarista que se esfuerza para no verlo caer. Un bastón tambaleante en el aire, una filosa espada sostenida por la punta, una torre inmemorial cuanto más inclinada más atractiva. Todos, cautivadores y elocuentes ejemplos del equilibrio inestable.
 
Bajo esta premisa introductoria comprenderán por qué al llegar a mis manos una obra literaria, en este caso, un poemario bajo el sugestivo título de El equilibrio de las cosas no demoraría en leerlo, más bien, digamos, investigarlo. El autor es Ihosvay Hernández González, escritor cubano residente en el gélido y apacible Canadá.

Ya, desde el instante en que asoman la dedicatoria (a su madre) y los exergos –uno de  Bolaño; el otro de Gastón Baquero -- presentí el guiño irónico del poeta que no viene precisamente a ofrendarnos en bandeja de plata, la paz, la felicidad, la estabilidad, la laxitud aparente de los momentos reflexivos de una existencia cantada en versos. 
  
Y cito:
No enfermarse nunca. Perder todas las batallas
Fumar con los ojos entornados y recitar bardos provenzales
En el solitario ir y venir de las fronteras
Esto puede ser la derrota pero también el mar
y las tabernas. El signo que equilibra
tu inmadurez premeditada y las alegorías
Ser uno y débil y moverse
                                             ROBERTO BOLAÑO
                                           
Cuando yo era un pequeño pez,
cuando sólo conocía las aguas del hermoso mar,
y recordaba muy vagamente haber sido
un árbol de alcanfor en las riberas del Caroní,
yo era feliz.
                                                          GASTÓN BAQUERO

 Que el libro lleve por título el de uno de sus poemas, recolector de su esencia, es asaz lógico, justificable y adecuado. La exploración constante del complejo equilibrio humano se nos presenta en versos hermosos, muy depurados, finamente desgarrados a ratos, que encantan como el bastón de marras o la espada filosa o la torre que se sostiene con gracia frente a los avatares del tiempo.

El poemario es, al decir de la prologuista Mercedes Eleine González: “…una suerte de búsqueda del equilibrio interno, difícil de conseguir en la vida cotidiana, un depurado y exquisito libro donde mejor se aprecia el símil, entre ese imaginario pájaro que emprende el alto vuelo por el cielo y la más avanzada terrenal intelectualidad de nuestros días.”

Sólo me resta dejarlos en compañía de dos textos que he seleccionado para este artículo y que espero disfruten tanto como yo lo he hecho:

                                     ahora que hemos renunciado al juego de servir
                                                                         al esplendor de una casa
                                                    trayendo el miedo anclado en los ojos
                                  ahora que el mundo nos resulta otra cosa perenne
                                                                                        y la objetividad
                           se nos ha ido a mendigar por los corredores de la vida
           ahora que decidimos ser otro en nueva piel sin obviar el pasado
                                                        miro el reflejo del sol en esta mano
                        y pienso en los bosques sembrados en medio de tu pena.

                                                                             lego tu espacio y dejo
                                                    que sea tu propia razón la que escriba
                                                                                              la que diga
                                                                      alguna otra nueva historia
                                                                            sobre la razón de vivir
                                                                           en plena desvergüenza.

[…]
Pero yo defiendo el deleite de la memoria,
El verso inacabado. Golpes que mascullan
Inflexiones equívocas en la zanja del miedo
Sin detenerme,
Sin poder acaso verte de espaldas cuando
Igualmente sé que huyes.
No es aún la hora del desquite, los esquemas
Han sido borrados con premeditación.
Sombra de viajero,
Nos han cortado la patria,
Nos hemos quedado abordando un dilema
Fuera de los confines de lo que fue nuestra madre.
Pero yo defiendo el deleite de la memoria,
La posibilidad de hablar de lo que aún nos falta.
La posibilidad de vivir un espacio redimible, mayor.



Félix Anesio
Miami, Febrero, 2015.

Nota Curricular: IHOSVANY HERNÁNDEZ GONZÁLEZ (Ciudad de la Habana, 1974). Escritor y poeta. Por cerca de siete años se dedicó a escribir para la radio mientras vivió en La Habana, Cuba. Desde el 2004 reside en Montreal, Canadá. En el 2011 publica su poemario Verdades que el tiempo ignora, Editorial Linden Lane Press (Estados Unidos). Es ganador de algunos premios literarios, entre los que destaca el Primer Premio del concurso de cuentos “Nuestra Palabra” (Canadá, 2010), Reseña Literaria Azafrán y Cinabrio Ediciones (México, 2008), y Segundo Premio de cuento, Tendiendo Puentes, Universidad de Toronto (Canadá, 2005). Por un tiempo se dedicó a realizar entrevistas a escritores cubanos para Diario de Cuba, Otro Lunes, entre otras publicaciones digitales. Algunos de sus trabajos aparecen en revistas literarias de Estados Unidos y Canadá, como «Linden Lane Magazine» y «The Apostles Review».

Nota: El equilibrio de las cosas ha sido publicado en Miami, 2015 por Publicaciones Entre Líneas.


*frase tomada de la dedicatoria del libro.

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